Anitia
Anitia
Anitia es el heroe/heroína de este vídeo. Construida a partir de fragmentos deteriorados de cine antiguo lucha contra los ataques de cazas bombarderos en Bombay mezclando latencias y ruidos del celuloide con imágenes subliminales de seguridad y muerte.
Al dramatismo del paso de película ante el proyector se añaden las noticias en distinos idiomas sobre un atentado en Bombay —trece bombas, doscientos muertos—, para solventar los problemas está Anitia (nombre que significa Gracia), heroína de las películas mudas desgarradas. En un pálpito constante se suceden fotogramas deteriorados hasta llegar a Tarzán. A las imágenes en blanco y negro parpadeantes y rayadas de una aventura de la familia Tarzán entre los indígenas —con rescate en el río incluido— se intercalan demostraciones de cazas de guerra disparando, y en eyección, que parecen dar al Rey de la Selva. La sucesión de noticias sonoras sobre el atentado se le añade la canción Rasputín de Bonnie M e iconos sobre seguridad y protección. Gatos muertos e imágenes satélite de España, junto a la cara de un tigre cierran con un fin rotundo pero inseguro este vídeo.
El modo en el que reutiliza y actualiza el celuloide dañado, dotándolo de nuevos sentidos no inocentes, evoca el concepto derridiano de “Mal de archivo” como archivo de la violencia del poder que precisan de la experiencia primigenia de la memoria. Amalgamando tres dramas simultáneos en distintos formatos —el de Bombay (noticias), la historia en la selva (ficción) y los cazas (demostración publicitaria)— entre las apariciones de Anitia, como hija de los dioses, José Manuel Palmeiro propone al espectador diferentes niveles de sentido. La inestabilidad y tensión de las imágenes son disueltas por la música disco para advertir que alguien vigila constantemente, el tigre.