Magic in the Air
Magic in the Air
Estamos en el aire. En el aire y para ustedes.
La magia de este vídeo realizado por Toni Serra en el año 1999, no es otra que aquella que se desprende de los propios tubos catódicos, ese ilusionismo capaz de transformar meras imágenes en realidades que influyen y deforman nuestras vidas. “La caja tonta” es también esa otra caja que, en todo espectáculo de prestidigitación, se utiliza para hacer aparecer y desapareces cosas, objetos, gente...
En los 11 minutos que dura esta pieza, su autor, realiza un recorrido muy personal por algunos rincones de una de las mayores colecciones de cine existentes en la actualidad, y la única, podríamos decir, que desde hace años es de libre consulta y acceso gratuito, nos estamos refiriendo a los archivos prelinger; en ellos están albergados desde su fundación innumerables materiales fílmicos, normalmente considerados efímeros, en especial filmaciones caseras, documentales, material publicitario, promocional y educativo anterior al vertiginoso crecimiento del vídeo doméstico en todo el mundo..
La mirada que Toni Serra realiza sobre estos materiales y su posterior realización y ensamblaje parece estar empeñada en mostrarnos un lado espiritual, incorpóreo, mental que transformaría a ese emisor de mensajes, imágenes y signos conocido por el nombre de televisión, en algo parecido a una secta religiosa, una secta que, como todas las sectas, anda en busca de la luz al final del túnel, o tubo, tubo catódico en este caso. El advenimiento de una nueva religión se acerca, eso podemos entrever al contemplar este vídeo, un nuevo culto formado por anuncios comerciales y fragmentos extraídos de antiguos films considerados educativos, capaces de configurar fervientes y devotos seguidores siempre dispuestos a consumar los mandamientos impresos en la superficie de nuestras pantallas.
En un momento determinado Magic in the air, muestra en escena el rostro de un niño iluminado por los rayos de luz procedentes del televisor, quizá sea esta imagen una de las que mejor ilustran esta semejanza entre espectáculo e imagen religiosa. Del fondo de la pantalla, el autor consigue extraer un periscopio y nos lo acerca para que podamos contemplar mejor el espíritu que la tele contiene. Examinen ustedes mismos qué se esconde tras este cúmulo de arqueología mediática. Pasen y vean.