A Spanish Delight
A Spanish Delight
Apropiación de metraje encontrado. Desde los años setenta Eugeni Bonet es un gran coleccionista de audiovisuales con distintos soportes (tanto químicos como electrónicos) y muchos de ellos los convierte, o utiliza, para elaborar sus propias piezas. Este es el caso de “A Spanish Delight”, una película en blanco y negro sin datar, pero claramente muy antigua, a la que ha aplicado una banda sonora. La fuerza del original no necesita manipulación y como tal es presentada, en toda su desnudez.
«De España vengo, soy española,
en mis ojos me traigo luz de su cielo
y en mi cuerpo la gracia de la manola!»
Tras una cola de arrastre y el rótulo ilustrado de “A Spanish Delight”, se inicia una película antigua en blanco y negro. Una mujer anónima de pelo oscuro con un pañuelo en la cabeza y falda larga, ambos estampados, sale de su casa y camina por el campo, sin blusa, exhibiendo ante la cámara sus magnos pechos. Se dirige hacia el río donde, tras contemplar las vistas y ejecutar algunas poses juguetonas, la mujer se quita el pañuelo y se recoge el pelo rizado mientras sonríe. Tanto éstas como el resto de las imágenes están muy afectadas por el deterioro del celuloide, aunque la planificación de la filmación es impecable. Inmediatamente después se deshace de la falda y del resto de su ropa, se quita también el collar de perlas y se pone una flor en el pelo, se tumba sobre un árbol y se exhibe desnuda en todo su esplendor, tomando el sol junto al río. Mientras, se escucha «De España vengo, de España soy. De España vengo, a España voy...». Planos detalle recorren su cuerpo mientras yace. Por fin, su cara se gira en plano corto y, tras humedecerse los labios, besa a la cámara en primerísimo plano. Porque, «cuando la española besa es que besa de verdad».
«Lujurioso —citando a F. Díaz-Plaja en “El español y los 7 pecados capitales“— lo es el español de boquilla… Pero su mayor placer está en contar sus historias». Un pecado, el de la lujuria, en el que no cae el vídeo español. Quizás sea hasta recatado, ya que muy pocos artistas conocidos se han atrevido a trabajar con el sexo explícito. Desafiando esa tradición casta del vídeo español de épocas pretéritas, en esta pieza Eugeni Bonet presenta una lujuria sublime que vulneraría las reglas morales de su época, con una modelo ataviada a la manera del mito erótico de Carmen. Un celuloide que del solaz privado y exclusivo ha pasado a ser obra de arte, a la manera del objeto encontrado duchampiano, no sólo por la cualidad objetual del celuloide, sino en relación además a la carga erótica que posee gran parte de la obra de Duchamp (artista sobre el que Eugeni Bonet ha trabajado en “Duchamp: retard en vídeo”). De hecho, no hay que esforzarse mucho para ver en este vídeo un homenaje a “Etant Donnés”, como si se tratase de los momentos previos antes que el cuerpo yacente empuñe la lámpara de gas junto al río y la cascada.