El enemigo
El enemigo
- Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
-Porque no existo.
(Jean-Luc Godard, en La Chinoise, 1967)
- Actualmente, la cultura está apartada de la acción. O eso me parece…
(La Chinoise)
- Donde hay revolución hay confusión.
(John Mallory -James Coburn- en Agáchate, maldito, 1971, de Sergio Leone)
Usue Arrieta y Vicente Vázquez llegan a Barcelona en el verano de 2008 con un proyecto avanzado. Fruto de la colaboración con varios amigos y gentes afines (1) realizan El enemigo, estrenado en septiembre de 2010 (acompañado de una doble publicación, particular collage con textos, anotaciones, bosquejos y abundancia de usos gráficos y culturales populares), antes parte de la exposición Aptitud para las armas (febrero-abril 2008, Madrid), una exploración en torno a la creatividad, sus posibilidades de acción y recepción y las frágiles fronteras edificadas sobre política y arte.
Palimpsesto, actualización y análisis en simultáneo de una de las fértiles líneas de investigación abiertas por Jean-Luc Godard, en concreto su largometraje La Chinoise (1967), el aparente referente original es más un andamiaje global, icónico y de naturaleza proteica del que servirse –gracias al carácter de fructífero pero también verborreico collage en torno a jóvenes adoctrinándose que poseía el filme de Godard-, una hábil muestra de época, con una pléyade de elementos y cuestiones contenidas, que un homenaje o acto con altas dosis de espíritu retro.
Y ninguna película en construcción (o haciéndose) puede definitivamente observar servidumbres, so pena de no preservar su rigor y libertad. Pero algún (provechoso) nexo sí resulta visible: el discurso (la conferencia, 2) deviene centro del conglomerado de narraciones que constituye El enemigo. Películas habladas con un núcleo de personajes, donde los cuatro y hasta cinco protagonistas de La Chinoise se transforman en siete personajes, matizados en su arquetipo o inclinación retórica como fieles exponentes de los asuntos con enjundia que el dúo We are QQ se dispone a tratar. En un planteamiento alejado del cine dentro de cine explorado con fortuna sin ir más lejos por Los Hijos, aquí es la propia reflexión y la catarata de temas arrojados los que se convierten en protagonistas. Y la tentativa es también que el discurso y sus dispositivos de puesta en escena trasciendan lo meramente expositivo o didáctico. Las alusiones al Modelo de Representación Institucional a la manera de Burch (lo que, simplificando, originaría por extensión modelos narrativos de cine, de propaganda y de medios estrechamente ligado a usos políticos, bien cerrados, de estructura limitada e impositiva) y su deriva en el buceo por la noción siempre difusa de enemigo vienen a certificar esta sintonía. Mas el enemigo no acepta la performance, no tolera ni comprende la metáfora y esto produce colisiones. Y el enfrentamiento con ese enemigo que no existe produce en esencia siete segmentos (o personajes: la película de uno; el deseo; la recreación; lo maquínico; el locus; la ficción y la sacudida), plenos de digresiones y componentes interpolados, hasta recreaciones de momentos puntuales del filme de Godard. Del cine como mito, catalizador popular a la relación industrial que lo define, de los vínculos con la violencia a las conexiones deseo-espectáculo-muerte y el propio deporte (Valentino Rossi, prolegómeno de la propia idea que hilvana deporte y arte como áreas de competición, fermento -para la ocasión ciclista- del proyecto 90º), del rodaje mortal de Twilight Zone / En los límites de la realidad (1982) al pensamiento en red, de Carl Schmitt a la búsqueda del público destinatario, la insurgencia expresada en planos frontales cubre etapas.
Y una sucesión de (pertinentes) preguntas directas, indirectas o colaterales filtran la revuelta y alcanzan al espectador en vertiginoso tropel: ¿El creativo es un trabajador más? ¿El espectáculo es creación popular? ¿El arte radical tiene raíces populares? ¿El arte o la cultura son simples huidas del tedio? ¿Eres actor o espectador? ¿Nuestra relación con la violencia posee naturaleza estética? ¿Es posible una revolución hoy? Recomendamos pase doble, con El enemigo flanqueado por La Chinoise.
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(1) En apropiada expresión de sus autores, “El enemigo escenifica a un grupo de agentes culturales que traman algo en un piso típico del ensanche”. Entrevista incluida en la publicación publicitaria de las proyecciones en el Cinema Maldá de Barcelona en septiembre-octubre de 2010, BCN PRODUCCIÓ´10, Espai Club.
(2) “Pedimos a los diferentes participantes que prepararan una pequeña conferencia acercad e un tema que forma parte de su área de investigación[…]. Todas las intervenciones fluctúan irrevocablemente entre el argumento rocambolesco, el dato fehaciente y la experiencia subjetiva, tornando difusas las líneas entre lo documental, lo testimonial, lo imaginario y lo discursivo”, ibid.