Apología/Antología: Recorridos por el vídeo en el contexto español es un espacio virtual que contiene 250 obras de libre acceso. Apología/Antología hace visible la producción artística audiovisual en el contexto español de los últimos cincuenta años insistiendo en las genealogías, conexiones y diálogos entre las distintas obras y artistas.

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Aire Comprimido: Afilador

Daniel Chust Peters
2005
00:09:45
No
copyright

Aire Comprimido: Afilador

Daniel Chust Peters
00:09:45
No
copyright

Un gran espacio cerrado y blanco, un taller de artista, en el centro un afilador con su motocicleta en marcha, afilando un cuchillo grande. El artista, fuera de campo, observa.

«Tengo alquilado un espacio, como taller, en el barrio de Gracia en Barcelona desde hace diez años. Un taller como los artistas de antes, es decir, como antes que los artistas salieran a pintar a la calle.» (Daniel Chust Peters)

El señor Ricardo Pérez con su moto, en el centro del estudio de Daniel Chust Peters, aplicando un cuchillo a la piedra de moler, «que giraba sin parar, hacía un ruido espantoso…». Sin cortes, ni elipsis (más que el corte de inicio y final), haciendo coincidir en el espacio tiempo del vídeo con el de la labor de afilador que el autor exhibe y observa. La observación voyeur se ve apoyada, además de por esa inexistencia de montaje, por la permanencia de la cámara fija en la escena imponiendo la distancia del mirón de alguien trabajando en su refugio (y que suele realizarlo en la calle). Los relatos particulares son marginados por la profesión, se es lo que se hace, y como profesional el afilador trabaja donde se le de ocasión, en este caso en el taller de un artista (donde desarrollan una labor suplementaria, servir de modelo). Una demostración privada de labores, que aunque públicas, se suelen realizar en soledad y ensimismamiento. Sentimientos que se muestran por la ausencia de interés del retratado ante la cámara (y en quien le observa). Inmóvil, aunque en una acción reiterativa, el afilador transcurre ensimismado durante toda la sesión ante su labor mecánica, en pausa activa, zen.
 
La persistencia de la imagen conlleva al espectador una inquietud que se disuelve en interés, búsqueda y paseo por el mínimo movimiento funcional. Imperturbablemente, suena un ruido, el de afilar, que, así mismo, sugiere al del aire comprimido cuando se escapa, un sonido ambiente monótono pero cargado de matices. La tensión por la persistencia fija de un mismo plano es incentivado por el sonido arropando un discurso melancólico. El observador, tanto el artista como el espectador, queda absorto ante el mínimo desarrollo de la escena, sin hacer nada, ensimismado.

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