La transformación de la declamación poética tradicional con una nueva mixtura compuesta por cabaret, insertos visuales y efectos televisivos. En este trabajo Antón R. Reixa desarrolla su poesía a través del lenguaje videográfico, perfeccionando instintivamente la puesta en escena electrónica de la palabra.

«La identidad es una empanada» (Manuel Rivas)

Recital en vídeo de la propia poesía de Antón R. Reixa afinando en puesta en escena y edición su anterior experiencia «Salvamento e Socorrismo». Distintas «cargas poéticas» se entremezclan ofreciendo una cabaret tragicómico de ambiente caótico gracias a un ágil montaje que rompe con los estándares televisivos. Reixa no para de hablar, sus pausas son para cantar un estribillo, y es constantemente respondido por las imágenes. En un constante vaivén mediante  técnicas de asociación automática, dobles sentidos, confusiones, mezclas de léxico y dichos populares confluyen en borbotones de información altamente inconformista. Una acción propagandística que enlaza los tópicos gallegos con los juegos de palabras, imágenes y sonidos para generar una identidad contemporánea a su tierra.

El ZAS exhortativo de su anterior vídeo se transforma en sonido de látigo marcando el ritmo de los versos (que además sirve para expulsar las fogosidades). Entre poema y poema un leitmotiv de saxos tocados por tres señoras, con fondo nieve electrónica, y la presentación del siguiente apareciendo en el escenario Reixa para darle título. Distintas versiones de «4 x 20» son recitadas alternativamente (concluyendo siempre en el verso 20), mientras expone los «Retratos posibles de Hanna Schygulla» en poemas narrativos cortos. Técnica que desarrolla como programa radiofónico sobre los sueños de amas de casa hablando por teléfono en el «Cuaderno de apuros». Una arenga hiperlisérgica sobre «la familia de Carlos IV» puntuada con STOP, cómo un largo y enfermizo telegrama tras el que enlaza distintos poemas cortos: «La leche», «Los campos de concentración Nazis y », «El gorila Tolo», «1992», «Contra el futuro», «La hostelería», «Un iceberg». Pero es en «El mundo de las amebas» cuando su estribillo se mete en el cerebro y continúa hasta después de terminar el vídeo.